Con la cabeza negra,
caída hacia adelante
está la mujer bella, la de mediana edad,
postrada de rodillas, y un Cristo agonizante
desde su duro leño la mira con piedad.
En los ojos la carga de una enorme tristeza,
en el seno la carga del hijo por nacer,
al pie del blanco Cristo que está sangrando reza:
-¡Señor, el hijo mío que no nazca mujer!
Un mar de poesía
jueves, 6 de marzo de 2014
Gustavo Adolfo Bécquer - Rima XXI
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡yo no sé
que te diera por un beso!
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡yo no sé
que te diera por un beso!
domingo, 24 de noviembre de 2013
Luis Vidales - Va la sangre por las venas
No corría la sangre por las venas
la vio allí moverse un día el sabio
el poeta cantó esa lámpara del cuerpo
pero aquéllo era la vida color rosa
algo así como media mentira
porque las monedas tienen sangre
el oro tiene sangre
el platino tiene sangre
las esmeraldas tienen sangre
el petróleo tiene sangre
los bananos tienen sangre
sangre de obreros pasa
en esta sociedad por todas partes
el poeta cantor de estas bellezas
ayudó a cubrir con melosas palabras
este drama
tienen sangre todos los productos de la tierra capitalista.
la vio allí moverse un día el sabio
el poeta cantó esa lámpara del cuerpo
pero aquéllo era la vida color rosa
algo así como media mentira
porque las monedas tienen sangre
el oro tiene sangre
el platino tiene sangre
las esmeraldas tienen sangre
el petróleo tiene sangre
los bananos tienen sangre
sangre de obreros pasa
en esta sociedad por todas partes
el poeta cantor de estas bellezas
ayudó a cubrir con melosas palabras
este drama
tienen sangre todos los productos de la tierra capitalista.
viernes, 8 de noviembre de 2013
Cesar Vallejo - Espergesia
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha..........
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que mastico. Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sin sabor de féretro,
luyidos vientos
desenrocados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda........
Y no saben que el Misterio sintetiza......
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha..........
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que mastico. Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sin sabor de féretro,
luyidos vientos
desenrocados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda........
Y no saben que el Misterio sintetiza......
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
jueves, 24 de octubre de 2013
Charles Baudelaire: Le voyage - El viaje
O Mort,
vieux capitaine, il est temps! levons l´ancre!
Ce pays nous
ennuie, ô Mort! Appareillons!
Si le ciel
et la mer sont noirs comme de l´encre
Nos cœurs
que tu connais sont remplis de rayons!
Verse-nous
ton poison pour qu´il nous réconforte!
Nous
voulons, tant ce feu nous brûle le cerveau,
Plonger au
fond du gouffre, Enfer ou Ciel, qu ´importe?
Au fond de l´Inconnu
pour trouver du noveau!
¡Oh Muerte,
vieja capitana, es tiempo!
Atedia esta
región. ¡Levemos anclas!
Si están
como la tinta el mar y el cielo,
en cambio
está llena de luz el alma.
Reconfórtame
ya con tu cicuta
que,
incendiado el espíritu, deseo
sumergirme
hasta el fondo del abismo
- ¿qué importa
Edén o Infierno? -,
¡llegar por
fin al fondo
de lo
ignorado en busca de algo nuevo!
viernes, 11 de octubre de 2013
Julio Flórez: La araña
Entre las hojas de laurel, marchitas, de la corona vieja,
que en lo alto de mi lecho suspendida,
un triunfo no alcanzado me recuerda,
una araña ha formado su lóbrega vivienda con hilos tembladores más blandos que la seda,
donde aguarda a las moscas haciendo centinela, a las moscas incautas que allí prisión encuentran, y que la araña chupa con ansiedad suprema.
He querido matarla: mas... ¡imposible!
Al verla con sus patas peludas y su cabeza negra, la compasión invade mi corazón,
y aquella criatura vil, entonces como si comprendiera mi pensamiento, avanza sin temor, se me acerca
como queriendo darme las gracias, y se aleja después, a su escondite desde el cual me contempla.
Bien sabe que la odio por lo horrible y perversa; y que me alegraría si la encontrase muerta; mas ya de mi no huye, ni ante mis ojos tiembla;
un leal enemigo quizás me juzga y piensa al ver que la ventaja es mía, por la fuerza, que no extinguiré nunca su mísera existencia.
En los días amargos en que gimo, y las quejas de mis labios se escapan en forma de blasfemias,
alzo los tristes ojos a mi corona vieja, y encuentro allí la araña, la misma araña fea
con sus patas peludas y su cabeza negra, como oyendo las frases que en mi boca aletean.
En las noches sombrías, cuando todas mis penas como negros vampiros sobre mi lecho vuelan,
cuando el insomnio pinta las moradas ojeras y las rojizas manchas en mi faz macilenta,
me parece que baja la araña de su celda y camina... y camina...y camina sin tregua por mi semblante mustio hasta que el alba llega.
¿Es compasiva? ¿es mala?¿indiferente?
Vela mi sueño, y, cuando escribo, silenciosa me observa.
¿Me compadece acaso?¿De mi dolor se alegra? ¡Dime quién eres. ¡Monstruo! ¿En tu cuerpo se alberga un espíritu? Dime: ¿Es el alma de aquella mujer que me persigue todavía, aunque muerta?¿La que mató mi dicha y me inundó en tristezas? Dime: ¿acaso dejaste la vibradora selva, donde enredar solías tus plateadas hebras,e n las oscuras ramas de las frondosas ceibas, por venir a mi alcoba, en el misterio envuelta, como una envidia muda, como una viva mueca?
Te hablo y tú nada dices; te hablo y no me contestas!¡Aparta, monstruo, huye otra vez a tu celda! ¡Quizás mañana mismo, cuando en mi lecho muera, cuando la ardiente sangre se cuaje entre mis venas y mis ojos se enturbien, tú, alimaña siniestra,bajarás silenciosa y en mi oscura melena formarás otro asilo, formarás otra tela, solo por perseguirme hasta la misma huesa!
Qué importa... ¡nos odiamos, pero escucha: no temas, no temas por tu vida: es tuya toda, entera. Jamás romperé el hilo de tu muda existencia, sigue viviendo, sigue, pero... oculta en tu cueva.¡ No salgas! ¡No me mires!¡No escuches más mis quejas, ni me muestres tus patas ni tu cabeza negra...!¡Sigue viviendo, sigue, inmunda compañera, entre las hojas de laurel marchitas de la corona vieja, que en lo alto de mi lecho suspendida, un triunfo no alcanzado me recuerda!
que en lo alto de mi lecho suspendida,
un triunfo no alcanzado me recuerda,
una araña ha formado su lóbrega vivienda con hilos tembladores más blandos que la seda,
donde aguarda a las moscas haciendo centinela, a las moscas incautas que allí prisión encuentran, y que la araña chupa con ansiedad suprema.
He querido matarla: mas... ¡imposible!
Al verla con sus patas peludas y su cabeza negra, la compasión invade mi corazón,
y aquella criatura vil, entonces como si comprendiera mi pensamiento, avanza sin temor, se me acerca
como queriendo darme las gracias, y se aleja después, a su escondite desde el cual me contempla.
Bien sabe que la odio por lo horrible y perversa; y que me alegraría si la encontrase muerta; mas ya de mi no huye, ni ante mis ojos tiembla;
un leal enemigo quizás me juzga y piensa al ver que la ventaja es mía, por la fuerza, que no extinguiré nunca su mísera existencia.
En los días amargos en que gimo, y las quejas de mis labios se escapan en forma de blasfemias,
alzo los tristes ojos a mi corona vieja, y encuentro allí la araña, la misma araña fea
con sus patas peludas y su cabeza negra, como oyendo las frases que en mi boca aletean.
En las noches sombrías, cuando todas mis penas como negros vampiros sobre mi lecho vuelan,
cuando el insomnio pinta las moradas ojeras y las rojizas manchas en mi faz macilenta,
me parece que baja la araña de su celda y camina... y camina...y camina sin tregua por mi semblante mustio hasta que el alba llega.
¿Es compasiva? ¿es mala?¿indiferente?
Vela mi sueño, y, cuando escribo, silenciosa me observa.
¿Me compadece acaso?¿De mi dolor se alegra? ¡Dime quién eres. ¡Monstruo! ¿En tu cuerpo se alberga un espíritu? Dime: ¿Es el alma de aquella mujer que me persigue todavía, aunque muerta?¿La que mató mi dicha y me inundó en tristezas? Dime: ¿acaso dejaste la vibradora selva, donde enredar solías tus plateadas hebras,e n las oscuras ramas de las frondosas ceibas, por venir a mi alcoba, en el misterio envuelta, como una envidia muda, como una viva mueca?
Te hablo y tú nada dices; te hablo y no me contestas!¡Aparta, monstruo, huye otra vez a tu celda! ¡Quizás mañana mismo, cuando en mi lecho muera, cuando la ardiente sangre se cuaje entre mis venas y mis ojos se enturbien, tú, alimaña siniestra,bajarás silenciosa y en mi oscura melena formarás otro asilo, formarás otra tela, solo por perseguirme hasta la misma huesa!
Qué importa... ¡nos odiamos, pero escucha: no temas, no temas por tu vida: es tuya toda, entera. Jamás romperé el hilo de tu muda existencia, sigue viviendo, sigue, pero... oculta en tu cueva.¡ No salgas! ¡No me mires!¡No escuches más mis quejas, ni me muestres tus patas ni tu cabeza negra...!¡Sigue viviendo, sigue, inmunda compañera, entre las hojas de laurel marchitas de la corona vieja, que en lo alto de mi lecho suspendida, un triunfo no alcanzado me recuerda!
jueves, 10 de octubre de 2013
Federico García Lorca: El lagarto está llorando
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos, qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos, qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando.
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